Anthony Stark ha revelado al mundo que él es Iron Man. Ahora el ejército de Estados Unidos confía en él, pero los intereses de un competidor en la carrera armamentística, y la presencia de un villano ruso, le pondrán contra las cuerdas. Y ganará, claro.

El guionista de Tropic Thunder, Justin Theroux, firma esta nueva historia de Iron Man. Para escribirla se ha basado en cómics clásicos aunque ha reinventado al villano Latigazo (o Whiplash), a pesar de que en el filme no se le nombra de esa manera en ningún momento.

La historia en realidad es lo que en el mundo de los cómics se conoce como un fill in, es decir, una aventura de relleno entre dos historias con más fundamento. Marvel tiene un objetivo muy claro, que es rodar los Vengadores, y para eso hace falta juntar a unos cuantos personajes. Hulk y Iron Man ya han contado con un par de películas propias y el año que viene llegarán Capitán América y Thor.

En esta nueva entrega de Iron Man también se dejan caer Nick Furia y la Viuda Negra, que quizás esté en el grupo original de superhéroes. Todo apunta a que en 2012 tendremos ya la película de los Vengadores, que reunirá en un solo filme a todos los personajes y, a ser posible, con los mismos actores.

Partiendo de esa premisa, y sabiendo que Iron Man 2 es solamente un fill in, el director John Favreau sale de la situación con bastante oficio y rueda una película entretenida y con un exceso de acción. Eso es todo, que no es poco. No todo el mundo es capaz de contar una historia de superhéroes con gracia, de hecho hay unos cuantos fiascos recientes que demuestran que no es una tarea tan fácil como aparenta. Me vienen a la cabeza, por ejemplo Superman Returns (2006), Elektra (2005) o Catwoman (2004), tres auténticos despropósitos.

En cuanto a los actores, esta secuela demuestra que Robert Downey Jr. fue la elección más acertada para hacer de millonario, adicto, mujeriego y desfasado. Sam Rockwell está quizás un tanto sobreactuado en el papel de Justin Hammer, el rival económico de Iron Man, pero tiene su gracia.

Mickey Rourke se lo toma tan en serio en su papel de villano de segunda regional que es como si estuviera interpretando a Shakespeare (tal como ha apuntado ya el crítico de cine Juan Luis Sánchez, a quien le robo la idea sin reparos).

Samuel L. Jackson como Nick Furia fue la elección de los autores Mark Millar y Bryan Hitch cuando recrearon a los Vengadores en un cómic del año 2002, así que tenía que ser el actor elegido a la fuerza. Y, por último, Scarlett Johansson está realmente espectacular de Viuda Negra. Lástima que no se luzca demasiado, o al menos no tanto como nos habría gustado.