Llamamos a José María Merino para volver a hablar con él de literatura (después de la entrevista de 2008) y nos atendió deprisa y encantado. De hecho es uno de los pocos escritores (por mi experiencia) que levanta el auricular del teléfono de su propia casa y atiende a quien le llame. Tengo que decir que yo tampoco lo hago, lo de coger el teléfono, a no ser que conozca el número entrante.
Fuimos a su casa y nos recibió feliz, y eso que es un hombre pesimista, o al menos lo es con respecto al futuro de esta humanidad que se hunde tanto cultural como ecológicamente.
Su trabajo en la RAE le lleva mucho más tiempo del que esperaba, pero se nota (y lo reconoce) que le gusta su trabajo en la academia, jugar con las palabras, descubrir sus orígenes, afinar las definiciones para que se ajusten a la realidad... Un trabajo que debe ser divertido para cualquier escritor.
En esta ocasión hablamos un rato largo, algo más de una hora, y pudimos descubrir más cosas de su proceso creativo, así como de sus gustos y de la novela por la que se ha llevado el Premio Nacional de Narrativa. Hablamos también de política y de la importancia de lo público que poco a poco parece desintegrarse.
Se publicó en Tribuna Complutense con fecha 27 de febrero de 2014.