Después de los acontecimientos de Los juegos del hambre en algunos distritos se ha encendido una ligera chispa de rebelión contra el despótico gobierno universal. Al presidente eso no le hace demasiada gracia y anunciará unos nuevos Juegos del hambre en los que tendrán que enfrentarse los supervivientes de ediciones pasadas.
La fuente principal del guión sigue siendo la novela homónima de Suzanne Collins, pero para darle forma esta vez se ha contado con Simon Beaufoy (escritor de guiones tan conocidos como Full Monty y 127 horas) y con Michael Arndt (Pequeña Miss Sunshine y Toy Story 3 entre otras). La acción sigue inserta en ese mundo hostil y siniestro en el que un único poder, ubicado en el Capitolio domina militarmente a un montón de regiones para explotar sus recursos y así poder vivir en el lujo más estrambótico posible. Algo que a mí no me suena demasiado alejado de la realidad, y que los guionistas explotan a placer para hacer partícipes a los espectadores de que ese mundo que ven en pantalla es muy parecido al suyo propio. La lástima es que el guión (que es muy divertido y además admite un montón de lecturas, desde la crítica hasta la del mero entretenimiento) no cierra una historia, sino que termina de repente como ya ha ocurrido en otras muchas ocasiones desde que en Regreso al futuro 2 se inventaran la posibilidad de que unas películas no fuesen más que una parte de una gran historia y no una aventura que se cierra en sí misma. Y, por supuesto, la tercera novela se dividirá en dos películas, una estrategia de márketing que ha funcionado bien en horrores como Crepúsculo, pero que también van a aprovechar snobs como Lars von Trier en su peli sobre una ninfómana, que también ha dividido en dos partes.
Por su parte, el director Francis Lawrence es conocido por películas como Constantine y Soy leyenda. Aquí demuestra que se le dan mejor las escenas en las que la gente reflexiona que las de acción que son bastante más aburridas. De hecho, la parte de la pelea en la arena es un calco de la primera película e incluso resulta un tanto superflua, aunque supongo que estará también en el libro original. Hasta ese momento, consigue el director un buen ritmo y nos hace meternos en la historia, lo que no está mal.
En el reparto, repiten los mismos que en la primera entrega, con algunos más que hacen de modernos gladiadores, pero que no pasarán a la historia del cine, creo yo. Jennifer Lawrence es la que está mejor de todos y también se puede destacar a Stanley Tucci en su papel de presentador televisivo histriónico.