Por una extraña tradición que recuerda una guerra pasada, cada año se celebran los Juegos del hambre. El Capitolio elige al azar a jóvenes de todas las regiones (o distritos) para que luchen a muerte por la supervivencia. Por supuesto, el programa se transmite por televisión para que todo el mundo lo vea.

En el guión aparece acreditado el director Gary Ross, pero es evidente que la fuente principal es la novela homónima de Suzanne Collins. Entre los creadores yanquis y los europeos existen muchas diferencias, pero una esencial es que los yanquis no niegan sus fuentes de inspiración. Mientras que Michel Hazanavicius dice que The Artist puede recordar ligeramente a Cantando bajo la lluvia porque "tratan temas similares", Suzanne Collins no duda en afirmar que sus lecturas preferidas son, entre otras, El señor de las moscas, 1984 y A wrinkle in time de Madeleine L´Engle que no sé si está traducido al castellano, pero que trata de una chica que busca a su padre científico, quien ha desaparecido mientras trabajaba en algo llamado el Teseracto. (¿Sacarían de ahí el nombre para rebautizar el cubo cósmico en la película de Los Vengadores?). Con esas lecturas nadie puede decir que no sabe lo que se espera de Los juegos del hambre: una historia basada en un futuro oscuro controlado estrictamente por las autoridades, y en el que la única esperanza está en los jóvenes que tendrán que luchar por su vida y la de los demás. Y eso es precisamente lo que cuenta el filme.

El director es conocido por sus guiones precedentes en películas como Big y Dave, presidente por un día, y por su trabajo como realizador en títulos como Pleasantville y Seabiscuit. Más allá de la leyenda. Sus filmes son muy pocos, a pesar de llevar en esta industria desde los años ochenta. En esta película hace un buen trabajo, con una puesta en escena muy interesante y con un ritmo muy adecuada a la acción, permitiéndose incluso el lujo de ralentizar el tempo sin caer en el aburrimiento. Lo peor del filme es el final, pero más que nada porque se queda colgando a la espera de las previsibles secuelas hasta completar la trilogía de las aventuras de Katniss Everdeen.

El reparto tiene su principal baza en Jennifer Lawrence, que aunque algunos acaban de descubrir ya estuvo nominada al Oscar por su gran papel en Winter's Bone y era una de las piezas claves entre los personajes de X-Men: Primera Generación. Woody Harrelson vuelve a interpretar a alguien totalmente pasado de rosca, pero que en el fondo es un buenazo. Donald Sutherland es el despiadado presidente hijo de puta, que parece que tendrá un mayor protagonismo en la segunda parte. Entre el resto del reparto están caras tan conocidas como el ubicuo Toby Jones, Stanley Tucci, Wes Bentley y el cantante Lenny Kravitz.