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Domicilio privado (2004)

Director: Saverio Costanzo

Actrices: Lior Miller, Mohammad Bakri, Tomer Russo, Areen Omari, Hend Ayoub, Niv Shafir


¿Qué opciones se plantean si alguien invade tu terreno y amenaza tu vida? En principio sólo hay tres: quedarse y aguantar, quedarse y luchar o irse. El director italiano Saverio Costanzo plantea las tres opciones en su largometraje sobre el conflicto palestino-israelí, y además lo hace dentro de una unidad familiar. La película se presenta como una pesadilla en la que una familia palestina, que vive entre un poblado y un asentamiento judío ve como el ejército invade su casa y les recluye en una única habitación. Durante el día el ejército judío les permite utilizar la planta baja y salir a la calle, las plantas altas son prohíbe el paso y las noches las pasan encerrados en el salón. Frente a esa situación, que se supone inspirada en un hecho real, el padre de la familia, un profesor intelectual, decide optar por la solución a lo Gandhi, que consiste en no odiar a nadie y aguantar todas las humillaciones posibles sin caer en la violencia. Según él, la violencia es el reducto de los cobardes, aunque en cierta manera la ejerce con su propia familia al obligarles a seguir sus principios vitales. De entre sus hijos, el menos hablador opta por la violencia, otro intenta marcharse, la más pequeña se convierte en una especie de zombi aterrorizada, el menor de todos vive en un mundo de fantasía y la hija mayor descubre que los soldados israelíes no son tan malos como aparentan y también les gusta el fútbol, la música y su familia.

El filme cuenta con algunos actores reconocidos en Palestina e Israel que no trabajaban juntos desde hace años, justo desde que empezase la última intifada. De ese modo, Costanzo dibuja una historia en la que algunos malos lo son por obligación militar y algunos buenos tampoco lo son tanto y acaban desatando la violencia. El filme parece no decantarse por ninguna opción e incluso no hay dos visiones iguales entre los críticos que le concedieron la palma de plata en el Festival de Valladolid del año 2004 o el Leopardo de oro en el último Festival de Locarno. De lo que no hay duda, es de que a pesar de la unión actoral, el filme deja un tremendo poso de amargura.

Con un estilo similar, de alejamiento de la crítica moral a los personajes, rodó unos años más tarde La soledad de los números primos.


Una versión similar se publicó en el número 15 de Tribuna Complutense con fecha 18 de enero de 2005.

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